martes, 27 de diciembre de 2022

Feliz 2023

Trabajo realizado por mi.



Navidad atípica, no por ello triste, pero si tranquila.
El tiempo pasa y nos hacemos mayores, los hijos tienen
sus propias familias y el núcleo familiar se extiende, por
ende hay que repartirse y cada equis tiempo, pasa…
No es soledad, solo se vive de distinta manera.
Espero que estas fiestas Navideñas estén siendo mágicas,
llenas de Paz, Amor y Armonía.
Nos leemos en Enero.
Feliz y venturoso Año Nuevo 2023
Se os quiere.
Finita.













 

sábado, 10 de diciembre de 2022

¿Ves lo que yo veo?


                                      Convocatoria de Diciembre. Mira bien ¿Qué ves?

Ginebra Blonde.


Soñaban con una larga vida juntos en la casita junto a la plantación
de maíz. Aquella tarde caminando por el sendero, unos pasos delante
algo cambiaría su destino.
¿Ves lo que yo veo? ¡Se dijeron al unísono!.
Envuelta en harapos, llena de carbonilla, sin mas adorno que una Llave
como colgante. Una niña de mirada profunda y cabellos color panocha
había sido abandonada.
Se crio salvaje, libre, llena de vitalidad y la adoptaron como una hija
a pesar de los prejuicios de quienes les rodeaban.
Pero todo no fue Paz en sus vidas.
Una noche en que la niña ya mujer, paseaba con su amigo mono por
el sendero colindante a la casa, una mano tapo su boca y entre el
Laberinto del maizal, fue violada sin piedad hasta la tortura.
Su pequeño mico salió despavorido gritando sin pararse hasta llegar a
la casita y el matrimonio al verlo sólo, seles congelo el corazón.
Salieron despavoridos en busca de la niña guiados por el mono, cada segundo
el Miedo era mayor, algo había ocurrido y debía ser grave.
Entre sollozos pedían clemencia a un dios que nunca les abandonó,
al verla, se desplomaron de rodillas y abrazaron su cuerpo
mancillado y mal herido, solo pedían no perderla y que se hiciese
justicia, cosa que nunca sucedió.
Nadie sabía nada, pero todos bajaban la mira.
Estuvo meses debatiéndose entre la vida y la muerte, pero su
corazón roto, era fuerte y sobrevivió.
Hoy, sentada en su mecedora tras el ventanal, con la mirada perdida
y ni un rictus en su cara, su madre le peina el cabello con dulzura y
las mariposas que revolotean alrededor, se posan en su cabeza
adornando, ensalzando su belleza y su amigo inseparable subido a su
hombro, pasa las horas sin las caricias habituales de otros tiempos.
Unas manos inertes sin movilidad descansan en el regazo de su falda.
Se secó el campo de maíz, ellos solo cultivaban en su huerto para no separarse
de ella y cuando los trabajadores iban de retiro tras la
jornada, siempre la misma escena, el mono tiembla y se coge al
cuello de la niña ¡ Sólo le falta hablar!.
Entre ellos está el monstruo…
Copyright Fini López Santos.


                                                            Pintura de Yana Movchan